SECRETARIA GENERAL DE UGT L’ALACANTÍ-LA MARINA
La dirigente sindical asume el cargo dispuesta a luchar para conseguir mejores salarios para los trabajadores y la igualdad real entre hombres y mujeres
Asegura que es tímida, pero lo cierto es que desborda vitalidad por los cuatro costados. Yolanda Díaz (Alicante, 1977) ha asumido el reto de ser la segunda mujer al frente del sindicato UGT en l’Alacantí-La Marina con las prioridades bien claras: la mejora de las retribuciones de los trabajadores, para evitar la pérdida de poder adquisitivo provocada por la inflación, y la lucha por la igualdad efectiva. Partidaria de la negociación, tampoco rehuye la confrontación, si es necesario. Al fin y al cabo, lo del sindicalismo lo lleva en la sangre.
¿Qué le llevó a entrar en el mundo del sindicalismo?
Soy hija de un histórico sindicalista alicantino del sector del transporte (Antonio Díaz) y una cosa que siempre pongo en valor es que, con solo once años, con mi hermana mayor, hice mi primera huelga de tres días en un colegio de monjas. ¡Imagínese si soy sindicalista! Pero bueno, luego es cierto que me puse a estudiar y, aunque mi padre me decía que me acercara al sindicato, yo lo veía como un poco lejano y le decía que me dejara estudiar. Pero luego entras en el mercado laboral y, aunque tengo otra formación (es graduada en Trabajo Social), no tuve la oportunidad de trabajar en lo mío y acabé en la hostelería. Y eso después del esfuerzo económico que supuso sacarme la carrera. Somos cuatro hermanas y yo era la única que estudié mientras mis hermanas ya estaban trabajando. Y cuando ellas se iban de vacaciones en verano, yo me quedaba en Alicante limpiando escaleras y apartamentos para pagarme el profesor de Estadística. Así que sé lo que es trabajar en precario.
¿Y cuándo decidió hacerle caso a su padre y afiliarse?
Pues estaba trabajando de camarera en el cuartel de Rabasa, en la cafetería de los mandos de Operaciones Especiales, y empecé a sufrir acoso laboral y acoso sexual. Llegaba a casa y le decía a mi padre: «Me voy del trabajo». Pero él me contestaba: «No te vas del trabajo, te vas al sindicato». Vine, expuse lo que estaba viviendo y me aconsejaron celebrar elecciones sindicales en la contrata -porque era una contrata externa, debo decir que los militares respondieron muy bien con todo este tema y eso lo tengo que poner en valor-, entonces fui elegida delegada de la empresa. Y al empezar a venir aquí, al sindicato, me fichó Óscar Llopis, que me metió en su ejecutiva como responsable de Juventud.
¿Cómo ve usted la salud actual de los sindicatos? ¿Cree que hay mucho desapego por parte de los trabajadores hacia estas organizaciones?
Es verdad que socialmente se nos ha desacreditado mucho o se ha tratado de desacreditarnos, pero realmente, cuando un trabajador o trabajadora tiene un problema, acude al sindicato. Todas las conquistas sociales se han llevado a cabo gracias a la negociación colectiva o al diálogo social. Y eso solo se consigue gracias a sindicatos mayoritarios, a sindicatos de clase, que no vemos al trabajador únicamente como empleado, sino que vemos también la esfera social, la educación y todo lo que le afecta.
¿Cómo valora los efectos de la reforma laboral en la provincia?
Creo que después de un año podemos asegurar que son buenos resultados. Anteriormente los contratos temporales abarcaban el 90% del total y ahora vemos que más del 50% -el 56% el pasado mes- de la contratación que se hace en Alicante es indefinida. Se ha acabado con el uso y el abuso de la temporalidad y eso es un buen dato. Ahora tendremos que ver también cómo impacta la subida del Salario Mínimo Interprofesional, porque es algo que se va a ver más en las mujeres.
Los empresarios del calzado denuncian los problemas que les ha supuesto la reforma, porque la Inspección de Trabajo está realizando revisiones y está obligando a transformar en indefinidos ordinarios a muchos fijos discontinuos, y eso, según dicen, está acabando con la flexibilidad que necesita el sector. No sé si conoce la situación, ¿qué opina?
Creo que la Inspección de Trabajo está haciendo un muy buen trabajo, porque se negoció un muy buen convenio colectivo para acabar con la precariedad y también con el empleo sumergido. Si la Inspección de Trabajo ve viable que, en vez de ser un trabajo estacional, pueda tener continuidad a lo largo de todo el año, eso mejora la calidad del empleo. Además, si la Inspección dice que eso es así, lo avalará con hechos y con datos.
Este 1 de mayo salen ustedes a la calle para reclamar mayores subidas salariales y un pacto de rentas. ¿Hay margen para subir los sueldos sin que provoque un nuevo repunte de la inflación?
También decían que subir el Salario Mínimo Interprofesional iba a ser catastrófico y que la reforma laboral iba a ser catastrófica. Pues no ha sido así, al contrario. Nosotros creemos que a través de la negociación colectiva y con cláusulas de revisión en los convenios se puede pautar cómo aplicar esas subidas. También hablamos de bajar precios porque, mire, ahora estamos viendo cómo han subido alimentos como el trigo y, en consecuencia, el pan y lo que nos preguntamos es: ¿Cómo se han repartido esos beneficios? ¿Dónde han ido a parar? En cambio, si un trabajador gana más, se puede gastar más y contribuir a la circulación de la riqueza. Ahí es cuando ganamos todos.
¿Qué piensan hacer para convencer a los empresarios? No se les ve por la labor…
Ya lo hemos dicho. Si antes de septiembre no llegamos a ese acuerdo para el empleo y la negociación colectiva, iremos a movilizaciones. Porque es necesario para el bien común, para el conjunto de la sociedad, porque lo que estamos diciendo es que tiene que haber reparto de riqueza. La mejor herramienta que tenemos para lograrlo es a través de la negociación colectiva, como hemos demostrado con la reforma laboral. Pero si no es posible llegar a un acuerdo, nuestras herramientas son la movilización y las presiones.
Usted también es conocida por su faceta en el movimiento feminista. En el terreno laboral aún hay una gran brecha de género, ¿qué medidas considera más urgentes en este terreno?
Yo soy fiel defensora de los derechos de las mujeres por lo que he experimentado a lo largo de mi trayectoria. A mí me han llegado a decir en un restaurante: «No puedes cobrar igual que un hombre porque eres una mujer». La brecha sigue existiendo y lo veo cada vez que analizo los datos: las mujeres desempleadas son 29.000 más que los hombres, las mujeres son las que cobran más prestaciones asistenciales… Siempre somos las que menos ganamos. Pero ahora tenemos una herramienta muy importante que son los planes de igualdad y la transparencia salarial. Todos decían que en ninguna empresa había brecha salarial entre hombres y mujeres y con los planes se está viendo que sí existe, y por grupos profesionales y por categorías, y en muchos casos supera el 25%.
¿Se ve siguiendo los pasos de su predecesora, Yaissel Sánchez, y dedicándose a la política?
Una cosa que me dijo hace muchos años Yaissel (Sánchez) es que no me cerrara ninguna puerta. A día de hoy no tengo ninguna ambición, pero no lo sé. Desde que sufrí cáncer de mama, me planteo el hoy, no me planteo el mañana.
Fuente: informacion.es